“A diferencia de los 60, ahora si protestas puedes acabar en un agujero de por vida”

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“A diferencia de los 60, ahora si protestas puedes acabar en un agujero de por vida”

“A diferencia de los 60, ahora si protestas puedes acabar en un agujero de por vida”

En el documental I am a noise (2023), Joan Baez hizo un ejercicio de honestidad revelando secretos de su existencia, cómo que a los 50 años comprendió a través de la hipnosis que posiblemente había sido una niña abusada por su padre, un reputado científico mexicano, lo que acaso explicaba las crisis de ansiedad, los insomnios, los ataques de pánico y el trastorno de personalidad múltiple que la acompañaron toda su adolescencia y juventud.

Dos años más tarde, la legendaria poeta, cantante y activista publica ahora Cuando veas a mi madre, sácala a bailar (Seix Barral), una colección de poemas que fueron escritos a lo largo de su vida por sus múltiples yos, las jóvenes Joan que observaban todo a su alrededor con deje poético. Su madre guardó cada retal con sus escritos y dibujos, y un día ella decidió zambullirse ahí para tropezar experiencias vitales importantes. La “reina de la canción protesta” conversa con La Vanguardia telemáticamente desde su casa de San Francisco, en Woodside.

Desde que me volví una persona realmente completa, ya no puedo escribir así, desde la magia de otras entidades dentro de mí”

En este libro aparecen sus hermanas, su madre, su padre, amistades... ¿Lo siente como una forma preciosa de reunir una vida?

Sí, estoy contenta de que haya salido. Sólo en parte está escrito por la “yo” adulta, pero básicamente son otras entidades, así que es como apreciar la escritura de otra persona. Algunas firman con sus nombres, otras simplemente las reconozco, pero el hecho es que, desde que me volví una persona realmente completa, ya no puedo escribir así, desde la magia de otras entidades dentro de mí, cosa que me entristece. Y me hace feliz de leer el libro.

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¿Lo publica como terapia?

No tenía un objetivo. No recuerdo si fue que alguien me dijo: “¿Vas a poner esto en un libro?” Pero armarlo fue una locura: la poesía estaba por todas partes, en el armario, bajo la cama, en la oficina, en el almacén. Fue un proceso largo. Creo que no fui consciente de lo profundo que era para mí y de lo problemático que fue para esas “personas interiores”, porque tuve diferentes reacciones. Pero sobre todo, no tuve ninguna, lo cual no tenía sentido, considerando la naturaleza del material. Fue un reto. Y no supe cuán desafiante hasta que lo vi con perspectiva.

¿Qué tipo de reacciones tuvo?

La mayoría inconscientes. Me sentía bien, pero luego, si no me sentía tan bien, pensaba: “¿Por qué será?” En gran parte tenía que ver tanto con la película como con el libro, y con exponer toda mi vida. Claro que iba a tener reacciones como si estuviera en terapia, pero he decidido que no tiene sentido volver y hacer todo el trabajo que ya hice en terapia en busca del detalle, no quiero dedicar energía a eso. Vivo mi vida manejando esos problemas sin regresar a ese pasado.

Ya no es extraño ni malo que una mujer diga que prefiere vivir sola. Si hubiera sido capaz de mantener una relación, podría haber estado bien, pero no lo fui”

Estuvo brevemente casada. Se siente bien sola...

Ya llevo 50 años. Y creo que es algo que cada vez está mejor visto. Quiero decir, ya no es extraño ni malo que una mujer diga que prefiere esto. Si hubiera sido capaz de mantener una relación, podría haber estado bien. Pero no lo fui. Así que estoy cómoda sola. Y tengo amigos muy cerca. Mi hijo, por un tiempo al menos, ha estado cerca. Tengo otras personas en mi propiedad que me cuidan. Vivir sola para alguien que no tiene conexión con el resto del mundo ya es otra cosa, no sé cómo me sentiría si fuera así.

HOLLYWOOD, CALIFORNIA - DECEMBER 02: Joan Baez attends the 2023 Variety Hitmakers Brunch at NYA WEST on December 02, 2023 in Hollywood, California. (Photo by David Livingston/WireImage)

Joan Baez en el Variety Hitmakers Brunch en Hollywood, en 2023

David Livingston / Getty

El libro encierra una oda a su madre, que llegó de Escocia a EE.UU. con dos años. Y en el poema final, usted le pide a Jussi Björling, el tenor sueco que tanto le gustaba a ella, que si la ve, la saque a bailar. ¿De dónde sale esta fantasía?

Para empezar, eso con Jussi continúa, para mí es igual: de todos los cantantes de ópera que conozco, siempre vuelvo a él. Mi madre decía que tenía lágrimas en la voz. Y luego, cuando visité el pequeño museo dedicado a él a las afueras de Estocolmo vi que era conocido por eso, pero nosotras no teníamos acceso a esa información, sencillamente era así como lo sentíamos. Y teniendo yo cinco o seis años, su música recorría toda la casa. Y yo veía –como aparece en el poema— que mi madre dejaba todo su trabajo, todo su ajetreo cuidando de todos nosotros... daba un gran suspiro, y se detenía a escuchar. De ahí salió esa fantasía. Fue su tristeza la que conectó con mi madre. Porque a ella, en realidad, a esa edad y viviendo donde vivíamos, no se le permitía sentir esas tristezas.

No tenía tiempo.

Exactamente. Mientras hablo, aprendo más, porque no lo había pensado así.

Mi madre estaba en ese papel que muchas esposas terminan asumiendo en que no pueden hacer nada, no pueden detener al marido. No podía protegernos”

¿Diría que su falta de autoconfianza la habían detonado los abusos de niña, cuando ni siquiera podía hacerlos consciente?

Es que no recuerdas durante el día lo que sucedió en la noche. Vives la vida como los demás niños... pero exhausta. Yo estaba tan exhausta en la escuela, y no tenía idea de por qué. En esas situaciones te sientes diferente. No sabes por qué, pero no formas parte de esos otros niños, parecen un objetivo a alcanzar pero no hay forma de lograrlo, te sientes inferior. Es de las cosas más tristes que surgen del abuso: no te sientes bien contigo mismo. Porque solo recuerdas desde que te despiertas hasta que te acuestas. Y es después de eso cuando suceden las cosas. Así que es complicado, porque amas a tus padres. Era más difícil de perdonar. Ella estaba en ese papel que muchas esposas terminan asumiendo, donde no pueden hacer nada. No pueden detenerlo ni ayudar a sus hijos. Mi madre no nos protegió. No podía.

Joan Baez encabeza la columna de las marcas del Este en 1966, durante los años de la campaña 'Ban the Bomb' en Essen, Alemania. La pancarta

Joan Baez encabeza la columna de las marcas del Este en 1966, durante los años de la campaña 'Ban the Bomb' en Essen, Alemania. La pancarta reza “No más muertos en Vietnam, No más muertos en las minas de carbón del distrito del Ruhr District”, en protesta contra el cierre de diversas minas.

AP

Comenzar su carrera a los 17 años, ¿fue una forma de escapar de la oscuridad?

Creo que sí. Fue lo mismo que me pasaba con el dibujo. Empecé a los cinco años. Hay un dibujo maravilloso que encontré en el trastero: una niña parada al viento, la cometa va en una dirección con el viento, y su cabello va en la otra. Y no me di cuenta de ese detalle hasta que tenía más de 50 años. Pero es un buen dibujo. También dibujaba vacas con ubres enormes, una tras otra… con un indio sentado dentro de un tipi. Pero no eran dibujos típicos de una niña, se volvieron muy sofisticados desde muy pequeña. Pasaba mucho tiempo haciendo eso y sí, era una forma de escape. El siguiente escape creativo fue tocar el ukelele, que me regalaron con 13 años: día y noche, debajo de la manta, en la cama… tocaba el ukelele. Y luego pasé a la guitarra. Y fue lo mismo. Era un placer. Y luego darme cuenta de que, además, era buena. Mi voz no se desarrolló temprano. No fue hasta que tenía 15 o 16. Tenía una voz dulce, pero nada potente aún.

¿Cantaba en casa con sus hermanas?

Mi hermana mayor era muy tímida, no participaba. Pero Mimi y yo nos sentábamos juntas largo rato. Hay muy pocas personas con las que la voz se siente así de cómoda. Solo he conocido a dos personas más en mi vida con quienes ocurrió lo mismo. Era algo orgánico y fluía. La forma de frasear, todo sucedía de forma natural. Luego mi pobre padre… quería que la familia se reuniera a cantar villancicos en Navidad. Pero no queríamos sentarnos en grupo familiar. Hacíamos cualquier cosa para evitarlo: cantar mal, preparar una taza de leche, lo que fuera, con tal de no hacerlo como familia.

El film sucede en pleno movimiento por los derechos civiles y no hay referencia a eso. Pero por otra parte, así eran las cosas estando cerca de Bob”

Supongo que ha visto A complete unknown , sobre Bob Dylan (y usted misma). ¿Qué le pareció?

Bueno, lo importante es recordar que es película, los hechos no son lo más importante. Porque mis amigos, en mi defensa, estaban revisando los hechos, y yo les decía: “Es una película”. Algunas cosas están bien hechas y otras no. Lo único problemático es que esto sucedía en medio del movimiento por los derechos civiles. Fue en 1963, y el país estaba explotando y no hay referencia a eso, no hay contexto. Pero por otra parte, así eran las cosas cuando estabas cerca de Bob, no había nada más, lo demás no importaba, lo cual probablemente explica por qué no me sentía cómoda allí, entre otras cosas.

A COMPLETE UNKNOWN, from left: Monica Barbaro, as Joan Baez, Timothee Chalamet as Bob Dylan, 2024. © Searchlight Pictures /Courtesy Everett Collection

Un fotograma de 'A complete unknown', con Monica Barbaro como Joan Baez y Timothee Chalamet como Bob Dylan

Searchlight Pictures /Courtesy Everett Collection

La autenticidad que transmiten ambos en el escenario fascina a las nuevas generaciones, la generación de las falsedades y las imposturas.

En este sentido ha sido muy útil, sí, se quedan boquiabiertos. Y cualquier chico con un mínimo sentido musical se queda asombrado con la música de esta película. Pero para mí, personalmente, mi visibilidad es enorme, es ridículo. Bueno, está bien, me da una segunda vida ante los jóvenes, y me encanta, porque si algún chaval quiere hacerme una pregunta, le respondo encantada.

Usted estaba ocupada en aquel Estados Unidos: Vietnam, derechos civiles, Martin Luther King... ¿Dónde está la juventud en la América de Trump?

Estamos todos en estado de shock. Muchos se empiezan a preguntar si está ocurriendo de verdad. “¿Qué hago?” Los maggots [en alusión a los seguidores de MAGA, Make America Great Again] lo han hecho tan bien, tal y como lo planearon. Cada día hay algo nuevo y es repugnante, horrible, dañino, cruel. Estamos mirando cómo mantenernos firmes y ser decentes en estos tiempos en que incluso la palabra “empatía” se ha convertido en una mala palabra: para ellos significa lástima, debilidad. Yo voy a trabajar con un grupo para apoyar a las familias de personas deportadas, porque se han quedado sin el hombre que traía el dinero. Las comunidades se han visto dispersadas porque, por ejemplo, los latinos que trabajan en este pueblo conmigo o para mí, lo que ven es Fox News . “Las cosas serán difíciles por un tiempo, pero luego estarán bien”, dicen. Yo les reparto unas tarjetitas, “Conozca sus derechos”, en español por un lado y en inglés por el otro. “Probablemente tú no las necesites, pero quizás algún amigo tuyo sí”, les digo.

No es que venga una dictadura. Una dictadura, con otro nombre, ya está en marcha”

Hace un trabajo de base.

Es un trabajo constante de concienciación diaria de qué puedo hacer. Y luego quiero trabajar con abogados. Los abogados son nuestro único muro de contención, los únicos que están haciendo algo que tenga sentido, que marque una diferencia. Todavía pueden entrar en las cárceles, visitar a los deportados. Eso es lo que hay por el momento. Y probablemente en una semana tendré en mi Facebook diferentes opciones de cosas que se pueden hacer, lugares a los que puedes ir de voluntario, para sacar a la gente de ese estado de parálisis. “No sé qué hacer. ¿Qué hago?”, me dice la gente. Mi respuesta es: cualquier cosa. Encuentra aquello que te llame el corazón, levántate, sal de casa y hazlo. Lo que sea, pero para que te estabilice a ti y a quienes te rodean. El problema ahora es que el riesgo es alto... Quiero decir, en aquel entonces les decíamos a las personas: “Ven y únete a la marcha. Si te arrestan, genial”. Cuando íbamos a la cárcel, cantábamos y les dábamos flores a los policías. Y ahora, cuando animas a correr un riesgo, tienes que tener cuidado con lo que dices. Alguien puede terminar en un agujero de cemento de por vida. Eso es lo que está ocurriendo ahora mismo mientras tú y yo hablamos. Es más que espantoso. No es que venga una dictadura. Una dictadura, con otro nombre, ya está en marcha.

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